jueves, 27 de septiembre de 2012

los que te queremos no te olvidamos.

Postrado ante mi ventana
siento como el viento choca en mi rostro
aire viajero,
confidente de sueños y deseos,
indiscreto y confortador.
Un dios que todo lo invade,
y lo trasforma a su antojo.

Golpe tras golpe,
mi cabello flota, se mueve,
se libera de mi cuerpo
y adquiere vida propia.

Allí en la soledad,
bajo el triste cielo salpicado de estrellas
surge el pacto, el acuerdo,
que libera mi espíritu
y se convierte en suave bruma,
que pronto se disipa en el aire.
y como aire baga en el espacio.

El tiempo pierde su valor
y en un viaje de años,
o tal vez siglos,
adquiero por fin la paz.

Algo me invade,
una sensación extraña:
siento calor humano;
y un suave cuerpo a mi lado.
un cuerpo que en mis múltiples sueños
acaricie.

Un nuevo deseo me obsesiona,
adquirir forma humana
y poder como tal
estrechar todo lo fuerte que mis brazos puedan
tu cuerpo,
para que no desaparezcas como un sueño.

Pero ellos no me dejan,
nunca permitirán que vuelva,
y una a una,
cada parte de mi cuerpo
se dispersa en el infinito, en la nada;
en el olvido de las generaciones
que no perdona.

Hasta cuando este castigo?
no permitas que me pierda,
cierra puertas y ventanas
para que mi esencia
perdure.

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Ahora después de pasado todo
retorno en tus brazos,
vuelvo a ser humano,
todo fue un sueño,
por suerte solo un sueño.

Nunca mas pactare
con el viento,
me conformare con sentirle en mi rostro
he imaginar los remotos lugares
que invade.

Autor:
Javier Garcia Bustos.